jueves, 1 de enero de 2015

Es y será.

Hace poco volví a escuchar esa frase.

Esa frase que escucho últimamente. ¿Será que es cierta?
Muchas personas se esfuerzan cada día en tener el por qué de cada momento, el por qué de toda su vida. 
Pero la vida es demasiado complicada para estar también pensando en los por qué.

Todo pasa por algo





Fue ese instante que a más de uno os habrá pasado, cuando algún amigo os presenta a sus amigos. Una noche de esas que al día siguiente no recuerdas ni tu nombre. Ahí empezó todo.

Al principio todo eran vergüenzas, sonrisas sin motivos, hablar hasta los amaneceres, rebelarnos nuestros pequeños secretos, querer saber más y más de él antes de que se acabase el día.
Pero te das cuenta de que lo quieres siempre a tu lado cuando después de un día intentando verle, le ves y corres hacia él para rodearlo con tus brazos. Ahí piensas que eso es y será un "para siempre".

Mucha gente opina que las amistades se miden con el tiempo, yo creo que no. Porque desde el primer instante me demostró su amistad, me enseño que es querer y me hizo ver que él valía más que todas las amistades que tenía en mi vida.





Un año sin buscarlo ni nada, encontré a esa persona.
Sabes que la has encontrado cuando solamente puedes confiar todos tus secretos en él, cuando tus pequeñas e insoportables manías no son ningún problema, cuando necesitas compartir con él todas tus tristezas y alegrías. Cuando cada segundo o cada momento quieres pasarlo a su lado.




Porque sus pequeños defectos y sus grandes locuras hacen que quieras que esa persona siempre esté en tu vida. Esa persona que te encanta tal y como es y no quieres que nada ni nadie lo cambie.
Que si fuera por ti, pasarías muchos más momentos con él, tantos que al final nunca se oiría la palabra adiós. Que quieres que siempre este ahí. Que nunca se vaya.




Si, aunque lo parezca difícil, estoy hablando de amistad.
Aquella amistad que sabes que aunque hayáis tenido discusiones o enfados tontos, va a seguir existiendo y que nada ni nadie del mundo va a conseguir arrebatarle de tu lado.



Que a veces solo necesitas su sonrisa para tener un buen día.




Llamemosle K.